Hubo que esperar un año aproximadamente para que Fernand Léger y el arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva decidieran cuál de las doce propuestas que presentara el artista francés sería el doble mural que se incluiría en el proyecto Síntesis de las Artes Mayores en la Ciudad Universitaria de Caracas. En efecto, la carta de invitación llegó probablemente a finales de 1952 o principios de 1953 y a partir de ese momento hubo una correspondencia cordial entre ambos en el que se ajustaban detalles del trabajo además de entrevistas personales que se realizaron en París. 

Léger nunca vino a Venezuela, razón por la que él y Oswaldo Vigas se conocieron en esta ciudad en 1953. Participaron en el reconocido Salon de Mai y compartieron amistades comunes como Max Ernst, Jean Dewasne, Auguste Herbin, Wifredo Lam, Alberto Magnelli, Alfred Manessier, Geer y Bram Van Velde, así como Víctor Vasarely, Jean Arp, Henri Laurens, Baltazar Lobo, Nikolaus Pevsner, estos últimos también partícipes en el proyecto de Villanueva. 

Fue precisamente por la realización de sus respectivos murales para la Ciudad Universitaria que Vigas y Léger profundizaron su amistad. Trabajaron simultáneamente en el taller de los Hermanos Gaudin, reconocidos maestros fabricantes de mosaicos realizados con esmaltes venecianos que se encontraba en la rue de la Grande Chaumière. Vigas recuerda la escena cuando ambos, montados cada uno sobre una escalera, supervisaban desde lo alto el trabajo de los operarios de ese taller. Esa imagen siempre le recordaba una de las cosas que más le atraían de Léger: su fuerza. Un poder que emanaba de su persona como de su obra. “Era un hombre monumental –decía– grande, fuerte y a la vez sencillo. Era un obrero del arte”.  Su físico era prominente y su obra también. En efecto, ésta se caracteriza por la representación de figuras humanas y objetos con formas redondeadas y rotundas, contorneadas con líneas gruesas y macizas. La crítica de la época calificó su estilo como “tubular” o “mecanicista”. Léger era, esencialmente, un pintor figurativo. Ocasionalmente abstracto. En ello hubo empatía de ideas con Vigas. Para ambos, la abstracción era un “arte aplicado”, idóneo para la creación de murales, tapices y vitrales. Villanueva fue, al respecto, muy claro con Léger y le especificó que tenía libertad de escoger motivos figurativos o abstractos, así como podía trabajar los colores a su propia discreción. Sólo necesitaba dos cosas: “expresar el alma” de la Ciudad Universitaria en el gran vitral que ocupa dos pisos de la Biblioteca Central y “sintetizar el espíritu creador de la juventud” en los dos murales en mosaico ubicados en la Plaza Cubierta del Rectorado. Ambas cosas las expresa en estas piezas a través de formas orgánicas, abstractas y contrastes de colores planos y contrastados.

Con Vigas sucedió algo similar. De las Brujas y otras presencias míticas femeninas presentes en las pinturas realizadas entre 1951 y 1953, se produjo un proceso gradual de síntesis de las formas que lo lleva a centrarse en el tratamiento estructural de la imagen. Ello implicó trabajar la figura de manera más abstracta. Es entonces cuando concibe los cinco murales para la Ciudad Universitaria. En ellos no llega del todo a la abstracción pues en medio de las tramas, la síntesis de formas y el tratamiento plano del color –con ligeros y brillantes matices gracias al mosaico veneciano–, la naturaleza aparece transformada, mostrando sus señas orgánicas tales como fragmentos de cuerpos vegetales, ángulos filosos que parecen dientes y garras además de otras formas diversas y dinámicas que parecen brotar de la tierra y que aluden a aquellos antiguos ancestros que siempre Vigas ha representado con enorme expresión y fuerza telúrica. 

En 1954 se realiza la muestra Œuvres pour la Cité Universitaire de Caracas en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris y se exhiben fragmentos de los murales de Vigas y de Léger así como obras, maquetas, dibujos y fotografías de todos los artistas europeos participantes en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas.  

En 1955 otro evento los une nuevamente. Vigas es comisionado a organizar una gran exposición internacional para conmemorar el año cuatricentenario de la fundación de su ciudad natal, Valencia, estado Carabobo. Entre los invitados, además de los venezolanos presentes en París en ese momento, Vigas agrega a muchos importantes artistas internacionales, entre ellos a Fernand Léger quien acepta participar con una versión de Marie l’acrobate, pintada en 1934. Lamentablemente, Léger fallece poco tiempo después en Gif-sur-Yvette, cerca de París. Esta pintura regresó a Francia y hoy pertenece a un coleccionista privado.


Susana Benko