Yo moriré con un pincel en mi mano: Lorenzo Vigas habla sobre Oswaldo Vigas con motivo de la retrospectiva sobre su padre realizada en São Paulo.
Cynthia Garcia
New City Brasil
EE.UU. 25 de abril de 2016
Durante las celebraciones del cuarto centenario de São Paulo en el año 1953, el artista venezolano Oswaldo Vigas (1926-2014) de veintisiete años de edad participó en la segunda Bienal de Arte de São Pablo con sus pinturas intrépidas llenas de energía y color. Fue la última presentación en Brasil del artista que se convertiría en una de las más grandes figuras del arte latinoamericano, hasta que se propuso la retrospectiva póstuma Oswaldo Vigas Antológica 1943 - 2013 que actualmente se realiza en el Museu de Arte Contemporânea MAC / USP, en São Paulo. (Luego de esta presentación en Brasil, esta exposición viajará a los EE.UU. y a la ciudad de México.) Hugo Segawa director del museo escribió en el catálogo: "A pesar de que el trabajo del artista estaba alineado con el universo latinoamericano de los años cincuenta y sesenta, Vigas fue ignorado por la cultura brasileña". La muestra es parte de un movimiento oportuno para que se vuelva a reunir a los latinoamericanos de habla hispana y portuguesa de manera de romper finalmente, a pesar de tener matices políticos similares, la elevada barrera de la región Andina que desgarró nuestro continente tanto psicológica como socialmente desde la década de 1930.
Al admirar las obras Vigas en la exposición, fui arrastrado por un inmenso caudal de recuerdos. Uno de ellos me llevó a la entrevista de página completa en la edición dominical del Jornal da Tarde que en 1998 tuve el placer de realizar al historiador de arte nacido en el Caribe: Edward Lucie-Smith, que cuenta hoy en día con ochenta y tres años de edad. De pelo largo y hablar fluido, es el autor de numerosos libros sobre arte, incluyendo "El arte latinoamericano del siglo 20" (Thames & Hudson, 1993), traducido a varios idiomas y que para el día de hoy es una referencia de consulta obligatoria en el mundo del arte. El libro y la larga conversación con Lucie-Smith fueron mi introducción al arte moderno que se estaba haciendo en algunas de las otras tierras de mi continente.
También me hizo viajar en el tiempo a la Cuba de 1984. Nuestro querido amigo escultor brasileño Sérvulo Esmeraldo había dispuesto una introducción en la Casa de las Américas, en La Habana, lo que nos llevó directamente hacia el non plus ultra de la escena artística cubana y hacia la obra de Wifredo Lam, a dos años de su muerte. Lam había sido, al igual que Picasso, un amigo y una gran influencia sobre el artista venezolano. El arte de Vigas y de Lam transmiten tanto una intensa e inquietante latinidad afro-india que yo desconocía por completo en ese momento, como un estado de ánimo aun no descubierto en el arte brasileño. Como muchos de mi generación que vivíamos en el lado Atlántico de América del Sur, no era consciente de mis hermanos de habla española de América con los que habíamos compartido las alegrías y los dolores de nuestra tierra desconcertante. Nuestro continente tenía criminales militares de línea dura torturando a nuestros amigos, vecinos y familias... anhelábamos sentirnos libres y sanamente jóvenes. Los que estamos enganchados en las artes y la cultura nos deslumbrábamos por Europa, tal como el joven Vigas hizo en 1952, mudándose a París por un periodo de doce años, y al igual que lo hicieron en la misma década su amigo artista chileno Roberto Matta y mi amigo Esmeraldo. A ellos los siguieron artistas como Di Cavalcanti y Tarsila do Amaral, que habían allanado el camino para los brillantes jóvenes talentos latinoamericanos, quienes soñaban con la fulgurante y liberal escena artística parisina descrita deliciosamente por Hemingway y por Woody Allen en su película Midnight in Paris (Medianoche en Paris).
Vigas tenía un título de médico -en la clase media de la América Latina no se veía con buenos ojos el hecho de dedicarse solo al arte. Pero cuando llegó a París, se sumergió en una escena artística que rápidamente quedo hechizada con este joven de aspecto viril que procedía de América del Sur y que pintaba pinceladas vigorosas con colores vibrantes representando figuras híbridas y el espíritu de sus raíces venezolanas, "la aventura plástica latinoamericana", como él solía decir. En poco tiempo ya estaba exponiendo junto con Chagall, Giacometti, Magritte y Picasso en el prestigioso Salón de Mayo en el Museo de Arte Moderno de París.
El legado de Oswaldo Vigas está siendo preservado por su hijo, Lorenzo Vigas, un galardonado director de cine cuya primera película, Desde allá, ganó recientemente el prestigioso premio León de Oro en el Festival de Cine de Venecia; él dice, "tengo una obsesión con el tema de la paternidad". En la segunda mitad de 2016, Lorenzo comenzará a trabajar en un documental sobre su padre. Hemos hablado recientemente con él acerca de la vida y el trabajo de su padre.
Desde un punto de vista distante, ¿cómo interpretar el significado de tu padre Oswaldo Vigas en el escenario artístico del siglo XX?
Oswaldo Vigas fue un pionero del arte moderno latinoamericano. Se nutrió de las corrientes del arte moderno de su tiempo como fueron el surrealismo, el cubismo, el constructivismo, el informalismo y lo neo-figurativo, pero sin embargo él las interpretaba de una manera muy personal, mientras que entremezclaba estas influencias con las raíces primigenias de la cultura latinoamericana. Él ya no es visto como un mero artista latinoamericano, sino que es reconocido como un artista universal moderno. Se convirtió en un exponente de la vanguardia de América Latina con un papel importante en la escena artística parisina durante un periodo de doce años, de 1952 a 1964. Durante toda su vida se comprometió a fomentar la vida cultural de Venezuela. Su trabajo, que de una manera muy personal, vigorosa, y muy auténticamente suya, revela una continua búsqueda de la identidad mestiza - híbrida de Venezuela. En su arte restableció nuestras raíces precolombinas y la herencia africana influenciadas notablemente con el vibrante modernismo de Europa y América del Norte.
Así que cuéntennos acerca de la efervescencia de su vida en París en la década de 1950, una capital mundial que atrajo a otros curiosos e intrépidos artistas e intelectuales latinoamericanos como él; artistas que contribuyeron a cuestionar, indagar y forjar nuestra compleja identidad Latinoamericana.
Él tenía un amplio círculo de amigos, pero era particularmente cercano a Oswaldo Guayasamín [Ecuador, 1919-1999], Wifredo Lam [Cuba, 1902-1982] y Fernando de Szyszlo [Perú, nacido en 1925], todas figuras clave en el avance del arte de América Latina desde mediados de la década de 1950. Por otro lado, también estaba muy cerca de Max Ernst y su mujer Dorothea Tanning nacida en Illinois, que al igual que Ernst era pintora del movimiento surrealista, y al holandés miembro y fundador del grupo CoBrA, Corneille. Logro recibir excelentes apreciaciones en las palabras de los críticos de arte importantes, como el francés Jean-Clarence Lambert [nacido en 1930], poeta e intelectual, amigo de Paul Éluard, André Breton y Octavio Paz. Lambert una vez escribió que mi padre era "uno de los verdaderos inventores del arte latinoamericano." Otro intelectual influyente de la escena artística parisina que lo apoyo mucho fue Gastón Diehl, fundador del prestigioso Salón de Mayo, 1943-2014, una exposición colectiva fundada bajo la ocupación nazi de París, en oposición a su ideología, con la participación en su directiva de la historiadora de arte Germain Bazin. En el Salón de Mayo sus obras fueron expuestas junto con los artistas Jean Arp, Chagall, Giacometti, Laurens, Magritte, Matisse y otros. Diehl quedó tan fascinado por el trabajo de mi padre, que más tarde publicó un libro sobre su arte.
¿Que aspecto podría indicar cuál fue el período principal de su larga trayectoria artística?
Es difícil de decir ya que Oswaldo Vigas dedicó toda su vida al arte y nunca dejó de pintar hasta el último día de su vida. En un momento, dijo: "Voy a morir con un pincel en la mano," y lo hizo.
“Oswaldo Vigas Antológica 1943-2013”
Curadora Bélgica Rodríguez
Fundación Oswaldo Vigas
Hasta el 3 de Julio de 2016
Museu de Arte Contemporânea MAC / USP
Ibirapuera, São Paulo
Acerca de Cynthia García
Nacida en Río de Janeiro, Cynthia García es una respetada historiadora de arte, crítico de arte y periodista, habla cinco idiomas con fluidez y actualmente vive en São Paulo. Su hija, América del Cavaliere trabaja en el mercado del arte contemporáneo y su hijo Pedro Cavaliere, que vive en Los Ángeles, trabaja de DJ en la escena internacional.
Contacto: cynthiagarciabr@gmail.com, www.cynthiagarcia.biz
