Oswaldo Vigas: “Los destructores de mi obra merecen la nada que dejaron”
Jolguer Rodríguez Costa
El Nacional
Caracas, Venezuela. 28 de julio de 2013
—Nunca plasmaría esas sombras, ¿para qué?
-¿En cuánto tiempo hizo su obra para la UCV?
—En varios meses, en París.
-Luego de ser destruida en segundos, ¿qué sintió?
—Los que la destruyeron se la merecen. Merecen esa nada que dejaron.
-¿Es Venezuela un país de exposición?
—De exposición a la tragedia.
-¿Un título para el cuadro nacional?
—País jodido.
-¿Un estilo acorde?
—Surrealismo, sin el mágico.
-¿Su musa?
—No tengo.
-¿Un recuerdo imborrable?
—Haber nacido… Todavía me acuerdo.
-A sus 87 años, ¿se casaría con una chica 60 años menor?
—Sí, aunque sería un suicidio para mí.
-Si 20 años no es nada, ¿qué le falta hacer en la próxima quinta parte de su vida?
—Todo.
-¿En este país más sabe el diablo por viejo o por diablo?
—Creo que por viejo, aunque todavía no estoy seguro.
-¿El secreto de una larga vida?
—Trabajar toda la vida.
-Dicen que la vejez es un naufragio…
—No creo, yo estoy vivo.
-¿De qué se arrepiente?
—De todo. Y no me arrepiento de nada.
-¿El pintor admirable?
—Reverón.
-¿Una «locura» compartida?
—Una vez me metió las manos en los oídos para sacarme los bichos imaginarios que a él lo atormentaban.
-¿Se atormenta?
—Todos los días cuando me levanto y veo la vida.
-¿Otro amigo famoso?
—Picasso.
-¿Influyó en su obra?
—Algo, Aprendí de él a no mostrársela. Cuando quiso verla le dije que no la llevaba conmigo. ¿Sabes por qué?, temí que me copiara (risas).
-¿Modesto?
—Para nada.
-¿Acepta una crítica?
—No me importan. Tampoco yo critico a otros.
-¿Un recuerdo infantil?
—Mi madre, una heroína.
-¿Un líder?
—Yo.
-¿Una pintura revolucionaria?
—No existe.
-¿Y la suya?
—No le he conseguido una denominación.
-¿Una lectura?
—Doña Bárbara. Ya no hay una.
-¿Qué extraña de las féminas de antaño?
—No hay diferencia con las de hoy.
-¿A qué le saben tantos premios?
—A consuelo.
-De solicitarle el proceso un mural…
—Me parecería una pendejada y un tiempo perdido.
-Como médico, ¿trabajaría en Barrio Adentro?
—Lo hice con otro nombre, hace 60 años. Nunca cobré porque vivía de la pintura.
-¿Se quedó Venezuela en el camino?
—Sí, y lo torció hacia un precipicio.
-¿Se vende bien una falsificación de su obra?
—A veces más cara que el original.
-¿Su más reciente satisfacción?
(Carcajadas) —Lo que estoy pensando no tiene sustituto. El sexo es lo más importante del ser humano.
-Sin embargo, se ve relajado…
—Porque pinto todos los días.
-¿Igual que antes?
—Mejor que antes.
-¿Qué hace cuando no pinta?
—Hago dibujitos.
-¿Reflejan sus rostros al venezolano?
—Reflejan la misma angustia.
-¿Un mal humor?
—Tener hambre y no tener comida. Me encanta comer.
-¿Burgués?
—Totalmente. Sin burguesía no habría arte ni ciencia ni religión.
-¿Y el proletariado?
—Está para trabajar.
-¿Y este gobierno de proletarios?
—No es ni chicha, ni limonada.
-Alfredo Boulton afirmaba que todos los artistas eran «anormales», ¿otra extrañeza suya?
—Todo es extraño en mí.
-Si Vincent Van Gogh comía pintura amarilla…
—Yo me comería el rojo, pero sin revolución.
-De su obra El animal de costumbre, ¿un símil venezolano?
—Yo.
-¿Lo primero que dice al mirarse en el espejo?
—¡Échame una sonrisa!
-¿El aroma de su pintura?
—Huevo frito (carcajadas).
-¿La época de oro de la pintura venezolana?
—La actual.
-¿Y del país?
—La de Medina Angarita.
-¿Entre Pérez Jiménez y esto?
—Pérez Jiménez. Se fue demasiado rápido. Debió durar unos diez años más para consolidar un gran país.
-¿Imaginó alguna vez todo esto?
—Nunca. Pero todo puede cambiar de un día para otro.
-¿Una nostalgia?
—No tengo nostalgia mientras pinte.
-¿Qué sería sin el lienzo?
—90% menos.
-¿Celebrará los 100?
—Sí, aunque no estoy preparado. Uno nunca está preparado para lo que venga en la vida.
-Luego de esta vida…
—Comenzar otra.
-Entre ser mujer y animal…
—Ser mujer es lo más importante; más que ser hombre. Te aclaro: no soy maricón (carcajadas).
-¿Su mejor momento?
—El actual.
-¿Una constante?
—Estar contento con todo.
-¿Una pérdida?
—Lo que no he hecho.
-¿Una esperanza?
—Todo lo que puede ser.
-¿Llora?
—A veces me gusta
-¿Hay alegría en el llanto?
—Sí, forma parte de la existencia.
-¿Cree en Dios?
—No.
-De encontrárselo, ¿qué le diría?
—Me jodiste.
-¿Cómo le gustaría ir al cielo?
—En interiores.
-¿El presidente más amigo de los pintores?
—Medina Angarita. Le dio becas a un gentío.
-¿Imagina un artista plástico en Miraflores?
—El país se terminaría de ir al carajo (risas).
-¿Unas pinceladas para el acontecer?
—Con mi color preferido: el amarillo. El rojo no le conviene, más bien el anaranjado.
-¿Un boceto para el porvenir?
—Seguir trabajando.
-¿Qué pasaría en Venezuela si las artes plásticas incomodaran a la revolución como lo han hecho las caricaturas?
—Perro que ladra no muerde.
Oswaldo Vigas, pintor y muralista venezolano. Nació el 4 de agosto de 1926, en Valencia, estado Carabobo, Venezuela. Estudió Medicina en la ULA de Mérida y culminó su carrera en Caracas en la Universidad Central de Venezuela.
