Museo de Bellas Artes se llena de brujas y alimañas
Por: Jazmín Lolas E.
Las Últimas Noticias
Santiago de Chile, Chile. Enero, 2015
Oswaldo Vigas tenía la costumbre de explicar su obra como si contara, ante una gran audiencia, una historia mitológica. Decía, por ejemplo, que su pintura tenía el propósito de “restablecer cierto equilibrio en el desorden de la creación”.
“Seres, plantas y alimañas alguna vez deben haber estado juntos, haciendo un solo cuerpo. Con estas figuras no hago más que intentar reunir lo que nunca debió haber sido separado”, comentaba el artista cuando hablaba de los difusos personajes que poblaban sus cuadros.
Nacido en Venezuela en 1926, Vigas vivió 88 años (falleció en abril del 2014) y dedicó casi toda su existencia al arte, un oficio que nunca aprendió formalmente y en el que persistió aun cuando ya era un hombre de avanzada edad: pocos meses antes de cumplir los 80, declaró en una entrevista que tuvo lugar en su taller de Caracas que su única y gran aspiración a esas alturas era seguir pintando. Su deseo le fue concedido por casi una década más.
La muestra presenta por primera vez en Chile la obra del autor reúne cuadros y esculturas que dan a conocer a los personajes más importantes de su trabajo.
Voluminosa y diversa (además de pintar, el artista incursionó en la escultura, el grabado, la tapicería, la cerámica y la técnica mural), la producción del autor se conserva en diferentes colecciones particulares y también en una fundación que lleva su nombre y que él mismo se encargó de impulsar.
Una de las iniciativas que ha organizado la institución para difundir su patrimonio es una exposición itinerante que partió su recorrido en Perú y que ahora se encuentra en Chile, donde se presenta por primera vez el trabajo del venezolano. La muestra se inaugura esta tarde en el Museo de Bellas Artes y reúne unos 50 trabajos, entre telas y esculturas.
Vigas se definía como un pintor “ni rigurosamente abstracto ni rigurosamente figurativo”. Dependiendo de la etapa en que la se encontrara, le dio mayor énfasis a una u otra corriente y desarrolló un estilo casi siempre muy colorido que se inspiró en las culturas precolombinas, así como en las manifestaciones rituales de algunos pueblos de África.
“Fue un artista figurativo a su manera. Su pintura, americanista, no militó en las filas de lo que se considera académico, sino que se expresó a través de un lenguaje que pretendía ser universal y que puede interpretarse desde distintas perspectivas. Al espectador le corresponde traducir sus manchas, gruesos trazos de color y el ritmo que llevan líneas y gestos en la tela”, explica Bélgica Rodríguez, curadora del montaje.
La exhibición abarca entre 1943 y 2013, y se concentra en los personajes más importantes de la trayectoria de Vigas: las brujas. El autor pintó estas figuras, estimuladas por imágenes ancestrales asociadas a la sexualidad y a la fertilidad, en diferentes fases de su carrera.
Bélgica Rodríguez comenta que si bien el pintor desarrolló varios temas en su trabajo, “es la bruja la que domina de manera contundente sus escenas”.
“Vigas estructuró la visualidad de su pintura sobre la forma de la bruja, que comenzó a aparecer en sus cuadros en los años 40 y se perfiló como un motivo extraordinariamente fuerte en los años 50. En 1952 ganó el Premio Nacional de Artes Plásticas por una de esas obras, ‘La gran bruja’, realizada un año antes”, dice la curadora.
Asunto de promoción
"Oswaldo Vigas es un maestro reconocido en la historia del arte contemporáneo latinoamericano, aunque no tan conocido como Wilfredo Lam o Roberto Motta, que se sumaron al surrealismo, corriente que, junto a su obra, les proporcionó otras formas de promocionarse", comenta Bélgica Rodríguez, curadora de la retrospectiva del pintor venezolano que se presenta en el Museo de Bellas Artes.
Más adelante, la muestra recorrerá ciudades de Colombia, Panamá, Brasil y Estados Unidos
