La obra vanguardista del artista latinoamericano Oswaldo Vigas es expuesta en el MAC USP / Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo
Por Silas Martí
Folha de S.Paulo
São Paulo, Brasil. 12/04/2016
Un artista difícil de clasificar, Oswaldo Vigas ocupa un terreno incierto entre la figuración y la abstracción. Sus pinturas nunca han perdido el vínculo con formas reconocidas, especialmente las del cuerpo humano, aunque sean fragmentadas o mezcladas con imágenes de seres fantásticos.
En este sentido, la obra del pintor y escultor venezolano, ahora objeto de una exposición retrospectiva en el Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo, nunca obedeció a los cánones establecidos por las teorías vanguardistas constructivas.
Vigas falleció a los 87 años, hace dos años, coqueteó con la llamada “geometrización”, ampliamente reconocida durante el siglo XX, después del cubismo. Sin embargo, él nunca se entregó por completo a su ortodoxia, pues siempre mantuvo en sus obras un arsenal de seres extraños que aparecían disimuladamente entre cuadrados y rectángulos, pero que siempre estaban allí, respirando en el horizonte.
Vigas, cuando todavía era joven, vio en Caracas los trabajos del surrealista cubano Wifredo Lam, quien estuvo marcado por un sentido particular hacia la mitología. Posteriormente, en los años 50, mientras vivió en París, conoció a Picasso y comenzó a experimentar con un geometrismo propio.
"Todos ellos formaban parte de una misma escena", dice la holandesa Katja Weitering, quien organiza la muestra. "Vigas desarrolló figuras arquetípicas y ancestrales, pero fue el primero que usó el pasado pré-hispánico como inspiración."
En otras palabras, construyó un puente entre Lam y Picasso, dos pilares de su universo estético. La obra de Vigas muestra los colores y las formas del arte primitivo de su país para construir las bases de lo que, más tarde, sería considerado como arte latinoamericano, un intento de unir y definir los enfoques más vanguardistas de toda esa región.
En los últimos años, por otra parte, el conocido como arte latinoamericano se ha convertido en una especie de moda en el escenario global. Sin embargo, a pesar de que Brasil siempre estuvo más relacionado con Europa y Estados Unidos, poco a poco ha ido fortaleciendo lazos con sus vecinos.
Mientras algunos maestros venezolanos, como Alejandro Otero y Armando Reverón, comenzaron a ser reconocidos en Brasil en la edición de la Bienal de São Paulo, organizada hace cuatro años por Luis Pérez-Oramas, también mostró las obras de una serie de autores latinoamericanos, Vigas continuó siendo desconocido para los brasileños.
De acuerdo con Weitering, una de las razones de su anonimato es el hecho de que este artista haya abandonado la ciudad de París para regresar a su tierra natal. Asimismo, otro asunto que pudo haber determinado que Vigas no fuera conocido en Brasil fue, según la curadora, la falta de linealidad en su obra, la cual pasó por momentos de más abstracción y otros de menos, lo que lo llevó a regresar a experiencias pasadas sin tener miedo de que eso pudiera parecer un retroceso.
"Es interesante ver cómo él comenzó a pintar de una manera mucho más libre", dice Weitering. "Él marcó muy bien ese momento en el cual dejó en el olvido sus ideas más conservadoras y todo comenzó a moverse a una velocidad mayor."
