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    Oswaldo Vigas. 1946 – 52 Pinturas
    Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela
    24 agosto – septiembre 7, 1952

    Los cuadros de Oswaldo Vigas son consecuencia lógica de los nuevos derroteros de la pintura. Es evidente la raíz Picasso-Braque. Sin embargo —y ahí reside el mayor mérito de su obra—, Vigas se diferencia abiertamente de otros frutos del mismo árbol, gracias a su inconfundible, avasalladora personalidad. Posee su propio misterio, sus propias líneas, sus propios colores. Pinta con hondura apasionada, con desgarrada sensibilidad. Busca, a través de líneas modernas, la más antigua expresión plástica de nuestra tierra. Tiene fe en su destino da artista. Despierta encontradas, vehementes reacciones de admiración o de repulsa. Me cuento entra quienes creen en el futuro de este joven pintor venezolano.
    Miguel Otero Silva

    Desde aquella época —no tan lejana— de estudiantes, en la que "Bachiller y hambre son compañeros inseparables", yo creo en su pintura. Y, tal vez, me cuento entre los pocos que conocen su mensaje y la ardua esperanza de expresar su verdad. Por esto pertenezco a su lucha, a su perenne combate.

    Si alguien preguntara qué sentido tiene su pintura, yo respondería, como Walt. "El pasado y el presente se marchitan. Yo los he llenado y vaciado a los dos y prosigo llenando lo que me espera en el futuro."
    Katulle. Caracas, 20 de julio de 1952.

    El caso de pintor joven con más secreta pasión para el acto creador y asimismo una de las conquistas espirituales más firmes de las últimas promociones venezolanas lo constituye Oswaldo Vigas. Yo lo he visto día a día restableciendo el orden jerárquico de un universo no pocas veces desdeñado, un universo que guarda infinitas semejanzas con el de la seducción. Me gustaría penetrar en las raíces esenciales de su trabajo pictórico, ahí donde bailan tras una red mágica los seres y las cosas, los pájaros y los navíos. Hondo y veraz, Oswaldo Vigas confirma con su obra el aserto que formulara Aimé Césaire a propósito de Wifredo Lam: "La pintura es una de las pocas armas que todavía nos quedan hoy contra la sordidez de la historia."
    JUAN SÁNCHEZ PELAEZ

    Hasta el descubrimiento de su propia forma de expresión americana, Oswaldo Vigas llegó a ella como llegó el indio a su forma de barro, a la estatuita y si petrogrito, al mensaje de piedra y de tierra. Por derecho propio; como hombre de Venezuela y de América. De estos eternos símbolos de cultura precolombina escogió Oswaldo formas y líneas plásticas de rotunda madurez que mejor podían contener su mensaje.

    Es lo que no le perdonan los criollistas de cuatro y maracas, los nuevos ''negreros" de la pintura, lo eternos paisajistas arrebolados. Y es lo que le aplaudimos nosotros, los que creernos en el inalterable destino de América, uno sola patria mestiza, y en las nuevas generaciones que sobre ella se levantan.
    ALFREDO ARMAS ALFONZO. ("El Farol", Junio de 1952.)

    El doble premio —Nacional y "John Boulton"— otorgado en el XIII Salón Anual de Bellas Artes, este año, al joven pintor venezolano Oswaldo Vigas, por su obra "La Bruja" y por otras pinturas monstruosas, confiere, posiblemente, algún interés de actualidad al tema, o problema, de estética.

    Y no es ésta, con nuestro pintor Oswaldo Vigas, la primera vez que la vemos. Ya la hemos visto más —mil veces más de una vez— en el permanente diálogo del hombre consigo mismo, que es el diálogo eterno del arte.

    Ya lo hemos visto en Bosch, en Bruegel, en los Caprichos de Goya, en Picasso, en mil más de los que han subrayado la otra cara del mundo.

    Y no sólo en la pintura.

    La escultura antigua—asiría, egipcia, griega, romana— está llena de monstruos.

    Más que ningunas, la escultura, la arquitectura medioevales, están llenas de monstruos.

    Lo que pasa es que hay que aprender a leer la horrible escritura monstruosa.
    JOAQUIN GABALDON MARQUEZ. (El Nacional)

    Vigas —médico joven, pintor joven, hombre joven de su tiempo— quiere situarse con sus obras un poco por encima de la abierta y dura discusión realismo abstraccionismo. Más no llega tampoco a alcanzar un término medio. La concepción del tema —que sí le interesan los ternas a Oswaldo Vigas—- le emparentan con un arle funambulesco, mágico, lleno de sugerencias.
    HÉCTOR MUJICA

    El movimiento pictórico que actualmente tenemos en Venezuela se caracteriza especialmente por una permanente actitud polémica que sus militantes mantienen en relación intrínseca con las propias concepciones que cada uno de ellos tiene de la vida y del arte.

    Oswaldo Vigas pertenece a esa grupo as artistas no conocido antes en Venezuela y, si su nombre es demasiado nuevo para algunos, hoy se presenta con una Exposición amplia en la cual muy bien puede apreciarse el trabajo de varios años, dejándonos la afirmación de una personalidad consecuente y alejada de toda improvisación.
    OSWALDO TREJO