Marek Bartelik: “La crítica de arte no es una profesióncomo tal, es más como un llamado”
Arte Al Límite
Santiago de Chile, Chile. 15 de Enero de 2015
Marek Bartelik, presidente de la AICA
Será parte fundamental del conversatorio inaugural sobre Oswaldo Vigas en el MNBA. Marek Bartelik no cuenta las razones de su venida a Chile y profundiza sobre la labor del crítico, el espacio que ocupa hoy en el mundo de las artes, y el estatus que ha adquirido con los años.
Durante la mañana de ayer, el presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Marek Bartelik, sostuvo una interesante conversación con artistas chilenos en el Centro Cultural de Las Condes. Moderada por el crítico chileno, Ernesto Muñoz, la interacción tuvo como objetivo la pretenciosa intención de desplegarle a Bartelik el panorama del arte en Chile y, al mismo tiempo, brindarles a los artistas que asistieron una opinión contundente sobre sus obras.
Entre los asistentes se encontraban Eugenia Vargas, Amelia Errázuriz, Pilar Mackenna, Carlos Navarrete, Hernán Gana y Alicia Larraín. Todos expusieron sus imágenes en una pantalla de fondo y desarrollaron sus temáticas frente a Bartelik. Finalmente, se refirió al arte en Chile en general, arguyendo que sabe “muy poco acerca de la escena artística de Chile, incluyendo la crítica de arte. Es por ello que estoy muy contento de venir a su país por primera vez en la vida”.
La razón de su visita es algo más relevante. Hoy se inaugura en el Museo Nacional de Bellas Artes la exposición Oswaldo Vigas. Antológica (1943-2013), con un conversatorio del cual Bartelik es invitado estelar. “Me he interesado mucho en el trabajo de Viga y he estado escribiendo acerca de él, especialmente de sus años en Europa como ‘artista Latinoamericano’ previos a su retorno a su país de origen, Venezuela, a mitad de la década de 1960”, explica.
“Es curioso como muchos artistas Latinoamericanos –agrega– han tenido que abandonar sus países nativos e irse a Europa o Estados Unidos para obtener reconocimiento. Venir a ver esta exposición debiese darme la oportunidad de ver muestras de artistas chilenos contemporáneos así como también, descubrir la escena artística local y conocer críticos de arte y artistas locales. Mi visita durará sólo cinco días, así que me estoy preparando para tener una agenda muy ocupada desde ya”.
Pese a que la crítica lleva décadas siendo criticada y que desde hace mucho se dice que la Academia va a desaparecer, ésta aún persisten y con mucha fuerza. ¿A qué se debe?
Durante mucho tiempo se ha sugerido que la crítica de arte podría desaparecer algún día. Creo que el que se acabe la necesidad de tener un “intermediario” que hable acerca del arte, dando paso a una comunicación directa entre artistas y espectadores, siendo estos últimos quienes lo juzguen por sí mismos, era un deseo para muchas personas. Desafortunadamente, el arte contemporáneo, por un lado, se ha alejado crecientemente de la experiencia cotidiana (incluida la experiencia estética) de la vasta mayoría de la gente, mientras que, por otro lado, se convirtió en una forma de entretenimiento cada vez más barata. De hecho, no es paradójico que el inestable escenario político, económico y cultural de la actualidad sea lo que mantiene vivo el acalorado debate respecto a la futura dirección del mundo y del arte. Esta situación ha expuesto la brecha entre lo que se piensa que es, parece ser, o debiese ser el arte en el mundo artístico y el resto del mundo; a pesar de que ambos mundos pueden estar de acuerdo en que el arte cada vez se parece más una forma de entretenimiento.
En mi opinión, hoy se necesita a los críticos de arte tanto como siempre, es sólo que estos deben redefinir su relación con el arte contemporáneo, lo que incluye una reevaluación, alejada de la crítica institucionalizada, de sus propios conjuntos de juicios evaluativos. Pero también hay un aspecto más práctico de esa supuesta desaparición. Las posibilidades que se abren para las críticas de arte disminuyen rápidamente debido a la reducción del espacio que se dispone para la publicación de estos textos en periódicos y revistas. Si este fenómeno persiste, y al parecer así sucederá, la crítica de arte podría tornarse al campo académico y a la teoría, lo que no era su objetivo original. También ocuparía cada vez más la forma más inmediata de blogueo, lo que pondría a la crítica en la dirección contraria, hacia la escritura conversacional y altamente casual.
¿Cuál crees que debe ser la función, en sociedad, de un crítico? ¿Cuál es su importancia?
Obviamente, desde mi perspectiva de crítico de arte activo, las críticas juegan un rol muy importante en la sociedad, no tan sólo como el “intermediario” entre el artista y el público, sino también, y quizás más importante que todo, como escritores que dan inicio a inteligentes y apasionadas conversaciones acerca de arte. La figura de crítico de arte se debería ver como representante de la sociedad en que él o ella vive, alguien que está genuinamente interesado en el arte contemporáneo y que siente la necesidad de hablar de ello.
¿Comparten los críticos de arte características en común, o cualquiera con la preparación necesaria puede ser crítico?
La crítica de arte no es una profesión como tal, es más como un llamado. Es por esto que tantos grandes críticos fueron poetas: Charles Baudelaire, Rainer Maria Rilke, Octavio Paz. Con suerte, la llamada llega cuando se tiene el conocimiento suficiente para comentar acerca del arte y la vida, y cuando se han desarrollado las pertinentes habilidades de escritura. Si uno se convierte en crítico demasiado pronto, se arriesga a transformarse en periodista, reportero, quienes utilizan distintas destrezas de escritura. De hecho, mucho de lo que hoy llamamos crítica de arte es tan solo periodismo, que es también necesario, pero que no debiese reemplazar la crítica de arte tradicional. Un crítico de arte debe, por sobre todo, tener buen ojo para el arte, algo que no es tan importante para otros escritores.
¿Cuánto aporta hoy la crítica artística al impulso de artistas emergentes y al arte de un país, en comparación a ferias, exposiciones y concursos gubernamentales?
Con el incremento de ferias y bienales de arte en el mundo, más la cultura célebre en la que se involucran los artistas –y la creciente importancia de curadores que esta trae consigo– los críticos de arte tienen menos poder para dar impulso a la carrera de artistas jóvenes, e incluso menos para levantar la de un artista maduro que no ha sido apreciado aún (para los críticos de arte es muy difícil reescribir la historia). Debo decir que esto no me preocupa, ya que yo pienso que el rol de un crítico de arte – tal como ya he mencionado – es estimular una conversación significativa e inmediata acerca del arte; y cuando digo significativa me refiero a una conversación que no esté empañada por las condiciones del mercado del arte, ni que tenga como objetivo promover la carrera de alguien en particular.
Esto es muy importante ya que la escena internacional del arte se asemeja a un escenario gigante, densamente “poblado” por artistas que están constantemente en movimiento, pero que, desafortunadamente, tienen una posibilidad cada vez menor de participar en la comunicación global. De hecho, al participar en el existente sistema de diseminación del arte pueden fracasar en desafiar lo que pueda dañar sus intereses en el futuro. Lo que importa es que unos pocos artistas “elegidos” se aparezcan para una bienal o una feria de arte, en lugar de lo que muestran como arte. Depende de un museo, galería, o un stand en una feria de arte justificar su importancia; él o la artista y su trabajo son relacionales. El crítico de arte debe seguir exponiendo este fenómeno, lo que daña a muchos artistas.
¿Qué países están generando las mejores camadas de críticos de arte? ¿Han sido capaces de potenciar esa relación entre crítica e impulso a los artistas emergentes y al arte de un país?
He tenido la suficiente suerte para viajar alrededor del mundo para ver arte. El mundo está lleno de artistas fantásticos. En la mayoría de los países que he visitado he escuchado el mismo comentario: “Tenemos muchos artistas talentosos pero el mundo no sabe de ellos”. Yo concuerdo con esos comentarios, por todas partes del mundo se está produciendo buen arte. Pero no creo que haya una nación que produzca más talento que otra hoy en día. El buen arte no tiene nacionalidad, a pesar de que hay algunos formadores de opinión que nos quieren hacer creer lo contrario. Recuerdo que, a finales de 1980, tuvimos un momento de descubrimiento del arte contemporáneo ruso en Occidente que le publicitó un interés que duró unos pocos años. Hablamos acerca del “Fenómeno Saatchi”, de la magnífica fotografía que llegaba de Sudáfrica…los brasileños han estado dejando su marca en la escena internacional hace ya un tiempo; entonces vinieron los polacos, coreanos, chinos. Pero, honestamente, esas opiniones no tienen ninguna validez ya que tienen como objetivo mantener a la gente “entusiasmada”, entretenida, interesada en lo más nuevo, lo actual y en el simulacro, crearles un interés en el mercado local. Pero hacer arte no es una actividad precisamente lucrativa, excitante o glamurosa; sino más bien, una que requiere trabajo duro y un compromiso a largo plazo (sin garantía alguna), y es aún, acerca de la individualidad, comunicación individual y el tener algo significativo para decir.
